Florent Marcellesi

Equo y ecología política: orígenes y perspectivas

In ecología política on 8 agosto 2011 at 22:16
Entrevista a Florent Marcellesi, miembro de la Comisión Promotora de Equo. Noticias de Álava, 08-08-2011. Realizada por Txus Díez.

Parte I: «No somos un partido al uso, en busca de votantes, somos votantes en busca de un nuevo partido»

Florent Marcellesi llegó a Bilbao hace siete años tras una dilatada trayectoria política, pese a su juventud, y participó en la refundación de Berdeak. Ahora es una de las caras en Euskadi de Equo, que tratará de obtener representación el 20-N ligando ecología y política.

¿Qué es Equo y cómo se ha gestado?

Equo nace del impulso de varias personas reconocidas en el movimiento ecologista y social, como Juan López de Uralde, exdirector de Greenpeace; Alejandro Sánchez, exdirector de Seo-Birdlife; y otras personas como Reyes Montiel, de Izquierda Unida de Madrid. La idea era defender la ecología política y la equidad social, las dos patas más importantes de Equo, que significa eso precisamente: ecología y equidad. Primero fue una fundación en torno a esas personas, y luego se unió con el movimiento verde en España. De ahí surgió el manifiesto del 4 de junio, la culminación de esta fase de confluencia entre la fundación y partidos verdes progresistas de todo el Estado.

Usted ha tenido una larga vinculación con los Verdes franceses y ha trabajado en el Parlamento Europeo, y Equo sigue el modelo de esos partidos verdes europeos de tan escasa tradición en el Estado. ¿Por qué no ha cuajado aquí esa tendencia?

Hay varias razones. Una muy importante fue la Transición en España, no había espacio político porque estaba ocupado por el Partido Comunista y luego por Izquierda Unida. Aquí no hubo una fase de cuaje del ecologismo político como en Francia, que empezó en los años setenta. Llevamos quince o veinte años de retraso, pero ya no tenemos esa excusa. El electorado ecologista existe, la gente ya se dice ecologista como primera opción política. Según una encuesta del CIS el 4.2% de la gente señala el ecologismo como primera opción política, y ahora mismo tenemos una fuerza política que representa a este electorado, que existe porque hay condiciones históricas que lo permiten. Equo es al final una causa y un efecto de este electorado. Otra razón que no ha permitido que cuaje el espacio verde en España es el papel de Izquierda Unida, sobre todo en Euskadi se ha podido ver, es un papel de fagocitación de este espacio: de hecho se han apropiado del nombre de Berdeak de forma totalmente ilegítima. Y por otro lado ha estado también la propia incapacidad de los integrantes del movimiento verde de ponerse de acuerdo más allá de unas cuantas peleas personales. Lo bueno ahora mismo es que hemos superado estas tres fases porque ya no estamos en la Transición, y porque IU es un movimiento más bien en fase terminal, al menos en Euskadi. Hace tres años dijimos basta, lo que tenemos que hacer es ser más maduros en la forma de hacer política. Esto viene de antes de Equo, yo provengo de la Coordinadora Verde, y Equo es un salto cualitativo en la reunificación de la ecología política y una ampliación, abriéndonos a gente de otras procedencias políticas y sociales. Además de la ecología política y la equidad social, nuestros pilares también son los derechos humanos y la regeneración democrática, y la gente viene de esos cuatro ámbitos.

Usted forma parte de la Comisión Promotora que organizará la Asamblea constituyente de Equo, el próximo octubre. ¿Cómo recogerán las demandas del 15-M que defienden en sus escritos?

Está clarísimo que Equo nace en la misma ola que el 15-M. Nosotros no hemos hecho el 15-M y el 15-M no ha hecho a Equo, pero estamos en el mismo momento histórico. Venimos de reclamar democracia real y por eso estamos diciendo que necesitamos una regeneración social y política, éste es el sentido de Equo. No vamos a dejar que los otros lo hagan y lo hagan mal. Nos vamos a manchar las manos, a entrar en el juego político para llevar propuestas de regeneración democrática, y de hecho las propuestas del 15-M son muy parecidas a lo que decía el programa de Berdeak en las municipales. No se trata de restringir la participación a votar cada cuatro años: los proyectos deben ser participativos desde el principio hasta el final, y eso se puede aplicar a la gestión de residuos, al urbanismo, etcétera. Ahora mismo estamos gobernados por partidos que no representan a la mayor parte de la población, y nosotros no somos un partido al uso, en busca de votantes, somos votantes en busca de un nuevo partido.

¿Cómo pueden evitar que les acuse de tratar de instrumentalizar al movimiento, como ha ocurrido con IU?

Mirando las fechas de la creación de Equo se ve claramente que no es así. Otra cosa sería crear Equo justo después del 15-M, como Izquierda Unida Abierta, que quiere recuperar el espíritu del 15-M después del 15-M. Equo nace antes, justamente porque estamos en los mismos ejes, y al llegar antes tenemos la tranquilidad de que pensamos lo mismo. Mucha gente de Equo o de los Verdes está desde el principio en el 15-M como una persona más, a nivel individual. Somos un movimiento sociopolítico, y creemos que esto puede funcionar si siempre tenemos una pata en lo político y otra en lo social. Si pierdes una de las dos partes pierdes tu capacidad de actuación.

¿Cómo canalizan esa organización horizontal y en red que es defendida por Equo?

Ya hemos empezado a ponerlo en marcha en Equo y en la Coordinadora Verde. Estamos poniendo en marcha una red social en la que habrá varios grupos de trabajo temáticos donde se pueden apuntar y trabajar de forma participativa y en igualdad de condiciones todas las personas que pertenecen a la equomunidad, una palabra rara pero interesante que define a todas las personas interesadas en la ecología política y en Equo que quieran aportar su granito de arena. Tenemos unos quince grupos de trabajo que pondremos en marcha de aquí a septiembre, grupos que producirán el programa político que presentaremos a mediados de octubre. Para nosotros es una forma de hacer política en red, desde abajo, y sobre todo horizontal, una persona un voto.

Ya se presentaron como Berdeak en las municipales y forales. ¿Cómo valoran el resultado obtenido?

Por un lado de forma positiva, porque hemos mejorado el resultado, pero también de forma muy consciente. Sabemos que necesitamos dar un salto cualitativo, está bien pasar del 0,7% al 1,1%, por ejemplo en Bilbao, pero vemos que hay que llegar a tener representación pública en las diputaciones, ayuntamientos, y en 2013 en las autonómicas, y también a nivel estatal. Es el momento de ir un poco más allá en el movimiento verde, que es la raíz de todo lo que estamos haciendo, de tener representación real en las instituciones.

Se quejan de que la reforma de la Ley Electoral, LOREG, obliga a las organizaciones que deseen concurrir a las elecciones generales y que no cuenten con representación parlamentaria a recoger el 0,1% de las firmas de las personas con derecho a voto en cada circunscripción. ¿Tendrán problemas para verificar las firmas?

Tenemos dos problemas. El primero es que no tenemos claras las condiciones para recoger las firmas, porque tras la modificación de la Ley, en enero, no tenemos ninguna notificación de la Junta Electoral Central para decirnos cómo tenemos que hacerlo, lo cual indica una gran falta de transparencia. Y segundo, el contenido de esta reforma es antidemocrático, a contrapié de lo que es el 15-M. Están restringiendo la posibilidad de presentarse, porque recoger firmas en dos semanas es complicado. Nos parece una tomadura de pelo justo cuando está el 15-M. Pero dicho esto, sabemos que la Ley no va a cambiar, así que vamos a recoger las firmas. Al menos en Euskadi tenemos la convicción total de poder hacerlo. Ya tenemos la máquina en marcha, y además vamos a dar la vuelta a esto y vamos a utilizar la recogida de firmas para empezar la campaña.

Se presentan en un momento en el que la izquierda vasca está muy atomizada, ¿se consideran parte de ese espectro político?

Superamos estos ejes de la política estatal y vasca. Por un lado el típico eje nacionalista-no nacionalista, porque tenemos a gente de diferentes sensibilidades, y también superamos el eje de izquierdas y derechas porque hay gente que sin etiquetarse piensa que tiene que luchar por la equidad social, por la ecología social, por los derechos humanos y por la regeneración democrática. Si la gente piensa esto, a mí me da igual si se define de izquierdas, o de izquierda moderada, o de izquierda radical. Estos ejes acaban estancando nuestra capacidad de innovación.

Apuestan por sacar de la agenda la construcción nacional. ¿Existe una masa social suficiente en Euskadi para sostener un discurso en el que no entre el problema?

Lo que hacemos es recordar que tenemos tres pilares en este aspecto: defendemos la diversidad sociocultural y lingüística, pensamos que tenemos que superar el estado-nación, que no da las respuestas correctas a las crisis ecológicas, por ejemplo, que no tienen fronteras; y también defendemos un concepto de ciudadanía universal basado en la residencia y no en la nacionalidad. Con estos tres pilares podemos estar dentro de ese debate sin caer en la tentación de defender la construcción nacional de España o de Euskal Herria. Nosotros pensamos que sí hay una masa crítica en Euskadi, pero eso no lo puedo decir hasta las autonómicas de 2013, creo que entonces tendremos una oportunidad. Siempre ha habido un lugar para una fuerza transformadora como la nuestra, y más en un momento en el que el panorama político vasco se va a simplificar bastante. Va a haber una izquierda abertzale más o menos moderada, seguramente con Bildu y Aralar, y Ezker Batua va a dejar un espacio porque hay muchas dudas de su supervivencia a nivel político, y eso nos da una oportunidad de presentar una fuerza política con otras formas de hacer. La oportunidad la tendremos en 2013, pero eso pasa justamente por tener unos buenos resultados en noviembre.

¿Por que no funcionó la coalición de hace una década con EB? ¿Por qué este partido sigue utilizando su nombre?

Fue una federación, más que una coalición, entre 1994 y 1999, y nos salimos por dos razones; por el Pacto de Lizarra, que no respondía a nuestro planteamiento de superación del estado-nación, y por otra parte las formas de hacer dentro del partido. Nosotros apostábamos por la horizontalidad y eso no ocurría en Ezker Batua, ahora lo estamos viendo. A los partidos les pasa como a todo, nacen y se mueren, y pasará igual con Equo, dentro de veinte o treinta años nos tendremos que regenerar. La izquierda transformadora debe regenerarse ahora. Y en cuanto al nombre, en euskera Berdeak es un adjetivo, y según el Tribunal Constitucional, cualquier palabra así puede ser utilizada por cualquier partido. En castellano no podrían llamarse Verdes, porque ya tiene su sentido, pero ya no nos importa esto, ahora miramos con ilusión al futuro, y aquí no tenemos ningún tipo de problema en aceptar a gente cercana a EB o a otros partidos que se quieran unir sobre las bases del manifiesto del 4 de junio.

Parte II: «Si todos viviéramos como los vascos lo hacen ahora necesitaríamos tres planetas»

Vitoria. Usted ha sido uno de los principales promotores en el Estado de la ecología política. ¿Cómo explicaría la vinculación de estos dos conceptos a quienes creen que los partidos ecologistas limitan su acción a la defensa del medio ambiente?

De una forma muy simple. Vivimos en un planeta con recursos finitos. Todo lo que hacemos lo tenemos que enmarcar en la capacidad de carga del planeta, y no podemos superar esta capacidad. Tenemos que buscar cómo conseguir justicia social y ambiental para hoy y para mañana, tanto en el Norte como en el Sur, sin superar nunca los límites que tenemos. Eso es la ecología política, que habla de todo, de lo social, de democracia, de ecología, buscando la equidad entre todos.

Equo aboga por el decrecimiento para proteger el planeta y a la propia sociedad. ¿Podría resumir en qué consiste esta idea?

La idea de decrecimiento es muy parecida a lo que acabo de contar. Hay límites en este planeta y tenemos que aprender a vivir con esos límites. Ahora mismo los estamos superando, la huella ecológica supera 1,5 veces la biocapacidad, y por tanto tenemos que encontrar un nuevo paradigma de desarrollo que nos permita bajar esta huella ecológica por debajo de la capacidad del planeta. Si todos viviéramos como los vascos lo hacen ahora, necesitaríamos tres planetas. Luego debemos encontrar otra forma de producir y de consumir, porque además si nosotros consumimos y producimos de más, quiere decir que hay otros que están muy por debajo.

Hay confusión con respecto al término. Mucha gente lo relaciona con la crisis económica que vivimos, cree que equivale a vivir peor.

Es que el decrecimiento es una palabra que utilizamos para llamar la atención, a nivel teórico no es la más adecuada. No podemos decrecer a nivel económico porque en este sistema eso significa recesión, pero tal y como conocemos el crecimiento tampoco es posible, porque tenemos límites. Hablamos de un nuevo paradigma que permita caminar hacia una prosperidad sin crecimiento.

¿Cómo valora la manera en la que los grandes partidos han incorporado la ecología a sus programas electorales y de Gobierno? ¿Ve sinceridad? ¿Y efectividad?

Claramente los partidos establecidos, los más grandes, no lo han incluido. Introducen párrafos de forma muy sectorial, pero solamente para poner un poco de verde a la fachada. En Euskadi defienden las grandes infraestructuras que son el símbolo del desarrollismo, el TAV, el superpuerto de Pasaia, las autopistas, y a nivel estatal está el tema de Garoña y la renuncia del PSOE a muchas de las promesas políticas que hicieron en 2004 en ese sentido.

¿Qué piensa cuando oye a PSE y PP invitando al PNV a conformar un bloque frente a Bildu para garantizar el desarrollo del TAV o el del puerto de Pasaia?

No se si es un pacto antiBildu o un pacto desarrollista, porque al final los intereses de PSE, PP y PNV son llevar adelante estas obras, más allá del eje nacionalista o no nacionalista, no es eso lo que está en juego, sino la economía basada en el crecimiento. Otra cosa es saber si la apuesta de Bildu es sincera por todos esos temas, esperamos que sí, aunque tenemos malas experiencias como el puerto de Mutriku, que no fue una apuesta del PNV sino de Batasuna.

Al margen de reducir el consumo de energía, una decisión que corresponde tomar a cada ciudadano, ¿cómo se puede satisfacer la demanda energética de 2,1 millones de personas haciendo el menor daño posible al medio ambiente?

No hay receta mágica. Sobre todo porque estamos metidos en un sistema que necesita crecer más y más, pero lo primero siempre es la reducción del consumo, no vamos a arreglar el problema si no reducimos el consumo a nivel industrial, de viviendas y personal. Otro pilar son las energías renovables, necesitamos un desarrollo muy importante de esta amplia gama de energías. La eólica es más polémica porque en vez de ir a cubrir las necesidades de la población se va a tener más ganancias para las multinacionales, se buscan los mejores espacios para hacer grandes parques cuando lo que necesitamos son pequeños parques para el suministro local. Aquí enlazamos con la cuestión democrática, la población debe decidir dónde se pone el parque y cómo se pone. La última pata es la eficiencia energética, debemos mejorar los procesos industriales para ser más eficientes.

Créditos Foto: Oskar Martínez

  1. Me gustaría saber donde encontrar una exposición más completa de las ideas expuestas en esta entrevista, con esto me refiero a un texto donde se identifiquen los problemas concretos y la evaluación de la aplicabilidad en la práctica de las soluciones propuestas.
    Soy jugador de ajedrez y sé que cualquier movimiento tiene consecuencias.¿Cual es la profundidad de cálculo de este jugador? ¿Se está asegurando de contar con los mejores entrenadores?
    Pero que quede claro: gracias por estar ahí.

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